miércoles, 26 de diciembre de 2007

COMENTARIOS FINALES

Los países donde se dice que habita el socialismo defienden la educación, la salud y el trabajo como suficientes para la vida, a pesar de que el acceso a la modernidad, variedad y mixtura sea limitado o nulo. Así lo ven quienes defienden posturas como la política que se vive en Cuba y la que se quiere implementar en países como Venezuela en este siglo XXI.

Es verdad que vale la pena quedarse con esos tres a cambio de quedarse en el encierro? Es verdad que la tierra pertenece a quienes la trabajan? Es justa realmente la “igualdad social”? Y quiénes son los que la rigen, definen y garantizan? Un grupo de personas, un solo hombre?

Por otro lado, es la democracia capaz de asegurar el desarrollo económico y social? Es el capital una garantía de éxito empresarial u colectivo?

Sin duda, las preguntas seguirán otorgando controversias, pero Tumán ha vivido todo lo anterior. Y sin embargo sigue en la rutina latente de la inercia y el despilfarro de lo poco o nada que le queda. A mí no me cabe la menor duda que es la ignorancia, el oscurantismo y la cultura heredada y aprendida la que lo llevó y sigue llevando a la ruina.

Los nuevos patrones ya no eran los Pardo, ni los empleados técnicos del gobierno militar, ni la junta de socios de la cooperativa. Ahora es el directorio de accionistas, donde el número de acciones (que se convertía en un tentador mercado para obtener el poder) definía la posición. Con el paso de los años el directorio se convertía en carne de cañón para los tumaneños, y apañados en el débil y corrupto poder judicial local se prestaban a movimientos y cambios que degeneraban en caos social y muertes. El poder primaba, no el intento de reflotar el patrimonio de la gente.

Cada directorio, como lo hace un partido político cuando entra al poder, sacaba provecho de su tiempo y dominio para robar a la empresa. Nunca se demostrará que lo veían así, pues manejaban mal el negocio, y los socios y empleados tenían siempre nuevas quejas, las que se acallaban con regalías y operaciones económicas o sociales. Aquellos administradores traían a pérdida a su empresa, desconociendo en su ignorancia que robaban de su propio patrimonio, como si un hombre entrase a su propia casa a despojar de sus cosas. Esa ironía seguía sin cesar, cada vez con menos vergüenza.

Mientras ocurría todo eso, la ciudadanía, conocedora de aquello pero inerte como el pueblo peruano, disfrutaba de lo suyo, reclamaba su parte del botín, una presa pillada de su propia casa.

La verdad no es tan complicada, pero tampoco tan simple. El oscurantismo es el peor enemigo de una comunidad, pues retrasa y atolondra a quienes la viven: como la pobre gente de Tumán.

Este ensayo no ha tenido como fin contar la historia cronológica ni administrativa de Tumán, menos de exaltar sus leyendas, experiencias y anécdotas, sino conforme lo he ido desarrollando demanda la falta de educación (que no es lo mismo que instrucción) como conductora de su estado de languidez. Algunos datos pueden no ser precisos debido a que en muchos de éstos los propios tumaneños no tienen consenso.

Dedico este trabajo a mí mismo, porque  entregué mi vida trabajando por los jóvenes en Tumán, y a mis alumnos del Club de Informática del año 2002, que no sólo son mis amigas y amigos, sino que fueron mis socios de aprendizaje, y en la actualidad están demostrando ser la clase de personas que desarrollaron con el tiempo: jóvenes progresistas que no se infectaron de la idiosincrasia y el oscurantismo de Tumán.

Original de:

maldito paranoico

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